Hacienda sigue intensificando sus medidas de control sobre la facturación de empresas y trabajadores autónomos. No será a través de documentación que tengan que enviar a la propia Agencia Tributaria, sino a través de sus clientes.
Tanto empresas como autónomos deben incorporar un código QR a las facturas emitidas. Este código tiene como principal objetivo verificar si el emisor está dado de alta y si también ha remitido la factura a la Agencia Tributaria.
Factura electrónica: más control
La facturación electrónica no es más que la digitalización de las facturas tradicionales que remiten tanto empresas como trabajadores autónomos para cobrar los productos o servicios prestados.
Esta nueva forma de facturar, la impulsó la Unión Europea en 2014 a través de la Directiva 2014/55/UE, y en 2019 estableció un formato común obligatorio en las relaciones B2G europeas.
Aunque la factura electrónica se proclama como un método más eficiente y más económico al ahorrarse el papel, lo cierto es que las facturas electrónicas conllevan más pasos administrativos para su emisión.
El Reglamento Veri*factu establece que antes de entregar la factura al cliente, las empresas y autónomos deben enviar un borrador a la Agencia Tributaria, la cual, mediante un sistema rápido, la devuelve con un código QR.
Precisamente este código QR es el que deben incluir en la factura a enviar al cliente y que permite comprobar que los datos de la factura que se reciben son los mismos que la empresa ha enviado a la Agencia Tributaria.
De este modo, esta nueva forma de facturación reduce la probabilidad de fraude fiscal, al estar más controlados todas las transacciones al momento.