La crisis económica provocada por la pandemia aumenta el paro de larga duración.
La economía española y mundial se ha visto duramente golpeada por el virus de la COVID-19. Las medidas restrictivas para frenar las oleadas de contagios han provocado que la actividad económica no pueda funcionar al 100% teniendo a muchas empresas trabajando al 50% o bien con toda su actividad totalmente parada.
Encontrar un empleo en plena pandemia es casi una misión imposible, más aún cuando todavía y a la espera del progreso de la vacunación, hay al menos uno 700.000 trabajadores en el limbo del Expediente de Regulación Temporal de Empleo (ERTE).
Casi 4 millones de parados.
El mes de enero cerró con un aumento en 76.216 parados que se suman a los casi 4 millones (3.964.353) de personas desempleadas que tiene el país, de los cuales casi 2 millones son de larga duración.
Los registros del SEPE reflejan este aumento de personas desempleadas que llevan más de un año sin trabajo a la espera de una oportunidad laboral, un dato a tener en cuenta es que una gran mayoría de estos desempleados de larga duración son mayores de 55 años, personas que están cerca de su jubilación y que ven como puede peligrar su pensión por falta de cotización.
2020 un año oscuro para el empleo.
El Instituto Nacional de Estadística (INE) publicó el pasado mes los efectos en el mercado laboral que trajo consigo la pandemia del coronavirus, siendo estos datos devastadores, en los que reflejan que se destruyeron 620.000 empleos.
Aumenta el umbral de pobreza.
La parálisis del mercado laboral ha provocado además que aumente el número de hogares en el que todos sus miembros activos están en paro, en total hay 1.197.000, de todos ellos 322.100 son unipersonales.
Muchas de estas familias sobreviven gracias a las prestaciones o subsidios y algunas incluso con el Ingreso Mínimo Vital, sin embargo muchas de estas apenas tienen ingresos o son muy bajos y no tienen para poder cubrir sus necesidades básicas.