Aunque lo ideal es que en todo trabajo haya un buen ambiente laboral, a veces es complicado llevarse bien con todos los compañeros y llegados a ese caso, tener que trabajar con alguien con quien realmente no te apetece.
En estas situaciones es normal preguntarse si es posible negarse a trabajar con un compañero. En general, la ley dice que tienes que hacer lo que te pidan en tu trabajo, incluso trabajar con aquel compañero con el que no tienes una buena relación. Así lo establece el artículo 5 del Estatuto de los Trabajadores.
Si la negativa se basa en motivos personales o incompatibilidades, es recomendable buscar una solución dialogada dentro de la empresa, a través del departamento de recursos humanos o mediación interna. Estos conflictos, salvo casos graves, no suelen justificar una negativa unilateral a colaborar. Aunque hay excepciones en las que si podrías «librarte» de trabajar con ese compañero con el que no tienes “feelin”.
¿Cuándo me puedo negar a trabajar con un compañero?
Las únicas excepciones por las que podrías negarte a trabajar con un compañero serían las siguientes:
- Derecho a la seguridad y salud en el trabajo: Si trabajar con ese compañero pone en peligro tu seguridad o salud, porque por ejemplo tu compañero de trabajo está poniendo en riesgo tu seguridad, puedes negarte a trabajar con él. Este razonamiento se basa en la Ley de Prevención de Riesgos Laborales que establece que un trabajador tiene el derecho a interrumpir su trabajo si considera, por motivos razonables, que su vida o salud están en peligro. Además, el empresario tiene la obligación, bajo el artículo 19 del Estatuto de los Trabajadores, de garantizar un entorno seguro. Esto podría justificar el planteamiento de medidas correctivas o cambios organizativos.
- Discriminación o acoso: Si la causa de la negativa radica en actitudes discriminatorias o acoso por parte del compañero, también podrías negarte a trabajar con ese compañero que te acosa.