Un albañil gallego ha obtenido una pensión de incapacidad permanente absoluta después de que el Tribunal Superior de Justicia de Galicia confirmara el fallo anterior del Juzgado de lo Social número 2 de Lugo. Esta decisión se dio a pesar del recurso presentado por el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS) tras la primera sentencia que sí otorgaba al trabajador el derecho a cobrar su pensión.
Nuevamente, un trabajador tiene que acudir a la justicia para corregir la decisión del Instituto Nacional de la Seguridad Social para conceder la incapacidad permanente. El albañil había sufrido la amputación de varios dedos del pie derecho debido a complicaciones de diabetes. Pero además presentaba varias dolencias como lumbociatalgia, hernia discal. A pesar de estas dolencias, la Seguridad Social rechazó su incapacidad permanente. Es por ello que al trabajador no le quedó más remedio que acudir a la justicia, por lo que presentó demanda contrato el Instituto Nacional de la Seguridad Social (INSS) y la Tesorería General de la Seguridad Social (TGSS).
El camino que ha tenido que recorrer para conseguir su incapacidad permanente
Tal y como ha informado el medio Infobae, el Juzgado de lo Social número 2 de Lugo dictaminó el 29 de septiembre de 2023, que efectivamente las dolencias que presentaba este albañil le anulaban su capacidad para trabajar. De modo que se le otorgó una prestación del 100% de su base reguladora, equivalente a 1.580,79 euros mensuales.
Esta decisión fue impugnada por la Seguridad Social, llevando el caso al Tribunal Superior de Justicia de Galicia. El Tribunal, al revisar el caso, concluyó que las enfermedades y discapacidades de Eulalio lo incapacitan completamente para realizar cualquier profesión u oficio. Se destacó la aplicabilidad del artículo 194 de la Ley General de la Seguridad Social, que establece las condiciones para el reconocimiento de la incapacidad permanente.
Este caso resalta la importancia de acudir ante la justicia cuando no se está conforme con el dictamen de la Seguridad Social en cuanto a reconocimientos de incapacidades. No obstante, no siempre la justicia da la razón, como sucedió en el caso analizado por el Tribunal Superior de Justicia de La Rioja rechazó la incapacidad permanente a una ayudante de cocina que tenía amputados dos dedos de su mano derecha al considerar que no era suficiente para estar incapacitada para su profesión.